(inédito)
Yo daría mi vida, toda entera 
por el verso increado, el verso ungido 
que cantara la flor, la nube, el nido, 
la divina y eterna primavera.
Yo daría mi vida, lo que fuera 
por ese verso fiel, por el latido 
de un pájaro en mi frente, el desvivido 
temblor de un ala fiel en mi cadera.
Daría todo, más, mis blancos lotos, 
mis castillos de azúcar, los remotos 
lunarios de mi pálido universo.
Daría mis alondras luminosas, 
mi altiva soledad, mi azul, mis rosas. 
Hasta el alma, Señor, por ese verso.
domingo, 4 de mayo de 2008
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